Fallando metódicamente en la obtención de un
clon, Mistres Arturo Pertine del planeta Estocolmo, llegó a lo mejor. La
intriga de miles de años resuelta en unos segundos, o a partir de unos segundos.
El espejo miente y los demás ni hablar. No
importa el soporte de las devoluciones, siempre
serán inexactas ¡discrecionales, arbitrarias, incompletas! Por fin tenemos la
posibilidad de vernos a nosotros mismos, sin intermediarios.
Se crea a partir de un recuerdo. No es igual a un primero, no hay primera ni segunda versión del yo. Es exactamente el mismo yo. La misma persona con iguales intenciones, pasado calcado, exacta conciencia, análogo bruxismo. Este punto es importante porque el otro también andaba buscando verse, entonces, se miran, se espían y, claro, sacan iguales conclusiones. Al cabo de siete días uno de los yo desaparece. No importa cuál.
Como la observación al vacío no existe, se han introducido plantillas que
reproducen los lugares del yo: casa, trabajo, divertimentos frecuentes. El Dr.
Vanzetti dice que no alcanza, que hay que ser distinto para apreciar, porque el
mismo criterio, objeto y observado, no es válido. Para resolver esta
dificultad, facilitó la posibilidad de ser otro durante tres días.
Todavía no se resuelve el problema de que, siendo otro, ya nadie quiere dejar
de ser el que es. El alivio es que aunque yo quedo siendo otro, todavía queda
otra persona siendo el yo que ya no soy.
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