15.11.15

COSTO DE OPORTUNIDAD

Era una ridita que le brillaba en el fondo de los ojos atrás de las pupilas y que la degradación del día iba pelando hasta borrarla en degrade al final de la jornada. Pero todos los días salía de nuevo como una yerba mala que desconoce su adjetivo y sonríe al sol, ofreciendo sus senos a gente que la odia. 
Algunos días la ridita no sale. Esos días son como un rasguño largo o una caída que no aterriza, una caída que existe circular porque no se realiza de ni en ningún lado.
El empleador prefiere el ojo opaco pero, en realidad, el que lo hace ganar es el ojo con ridita.


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