maltrecha
exiliada siempre
vivía en rendijas de aire
y yo la llevaba en el baúl del auto
en donde ahora repta de forma acolchonada.
Servirla
era el deber al que me había encomendado,
en defensa de la belleza
y el reconocimiento de los nuestros
¿cómo podemos pintar mandálico
si nos repudian en la calle.
¿por qué estás nerviosa
dice,
la religión que nos afilia
en lo que alcanzamos a comprar,
entre el golpe de lo que está disponible
y la fuerza de lo prometido
que vuelve en forma de sonrisa tonta
y ojos húmedos.
ataques al síntoma.
por ahí estas triste
porque te pasan cosas feas, silba.
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